El mejor regalo es volver a casa.

 


Miras a la mesa y su asiento está vacío. No hay un vaso al que se acerquen sus manos. La luz no rebota en sus ojos. No puedes comentar la escena actual del libro que estás leyendo porque ella no está ahí. Lo estuvo, podías girarte y verla, ahí, tan cerca. Hoy no está. El dolor de su ausencia te afecta un poquito más que el resto de días porque hoy has escuchado la canción que bailábais juntas. Porque alguien te ha preguntado quién es tu hermana y se te ha venido a la cabeza su nombre. Porque necesitas un abrazo suyo, reír con ella y llorar sobre dolores que con ella parecen tonterías. Hoy te has levantado y ella no se había dejado la música para dormir puesta por accidente. Has ido a desayunar y casi- casi pones dos tazas en vez de una. Hoy has ido a contarle algo emocionante y ella no estaba. Y todo porque ayer le sonreías desde la puerta de salidas de la Renfe. Ayer le ayudaste a subir la maleta por las escaleras y le preguntaste por enésima vez si tenía el billete, el DNI y el móvil cargado. Ayer le compraste una botellita de agua y un kinder bueno para el viaje. Ayer te puso un mensaje “ya estoy en casa, todo bien” y tu lo viste y sonreíste con lágrimas en los ojos. Todo porque sabes que tú ya no estás en casa, tu casa se fue ayer.

Vera Bertalmío.

Entradas populares de este blog

Graduación 2Bachillerato curso 22/23

Lo nuestro es puro teatro