Historia de un ascensor
HISTORIA DE UN ASCENSOR
(La conversación empieza con los típicos comentarios sobre el tiempo, luego la inflación, lo caro que está todo…)
Cuando parece que van a llegar, el ascensor se para y los dos se lamentan porque van a llegar tarde al trabajo.
Tras unos minutos de silencio, los dos se sientan en el suelo.
-Bueno, la verdad es que no me disgusta faltar al trabajo hoy. Ser notario es un asco - suelta Fernando.
-Así que eres notario… - comenta Urbano - ¿Dónde se han quedado tus sueños y aspiraciones de niño? Recuerdo que cuando éramos jóvenes decías que estudiarías Ingeniería, y que te convertirías en el mejor del país.
-Sí, pero la nota no me dio para entrar, ya sabes que siempre fui muy vago en los estudios. Decidí hacer Derecho y tras varios años estudiando asignaturas que aborrecía, decidí hacerme autónomo y montarme mi propia oficina. No es un trabajo mal pagado pero es tremendamente monótono y aburrido.-----Lo que es aburrido es estar aquí parados. Yo debería estar ahora mismo trabajando en la obra.
-¿Pagan bien?
-Es un sueldo para sobrevivir, pero no me quejo, es un trabajo muy entretenido y no me tengo que pasar ocho horas encerrado en un despacho.
-A pesar de lo mucho que odio mi trabajo, no te envidio.
-Si odias tanto tu trabajo, ¿por qué no buscas algo que te guste? Cuando éramos pequeños soñabas con escribir un libro, ¿lo conseguiste?
-Todavía no. Pero dame un par de años y escribiré un bestseller.
-Eso decías cuando éramos chavales, de eso hace ya unos dieciocho años.
-Y en estos dieciocho años, ¿qué ha cambiado Urbano? Absolutamente nada. Seguimos viviendo en el mismo edificio donde nos criamos, en el mismo edificio donde hace unos años vivían nuestros padres, y antes de ellos nuestros abuelos. Seguimos descontentos con la vida, con el sistema, con los políticos… Seguimos subiendo y bajando en este mismo ascensor, día tras día, año tras año.
-Sí Fernando, y sin embargo, ésta es la primera vez en mucho tiempo en la que tenemos una conversación de verdad en el ascensor.
-Porque ya somos adultos Urbano, llevamos un modo de vida muy frenético y ajetreado.
-Pues igual que este ascensor, siempre está subiendo y bajando, siempre está entrando y saliendo gente. Y al igual que en la vida, hay veces que es necesario hacer una pausa. Ya sabes, para charlar, para recuperar viejas amistades, o simplemente para verlo todo en perspectiva y preguntarse cuál será nuestro siguiente paso.
Fernando va a responder, pero en ese instante se oyen unos golpes en la puerta del ascensor, y la voz del técnico que les grita que pronto estarán fuera, a salvo.
Urbano suspira:
- Se acabó la tranquilidad amigo mío. Es hora de volver al mundo real.
Fernando le responde:
- Ya coincidiremos mañana en el ascensor.
Elena Martín 2BC