Premios literarios: Concurso literario exprés

 

          

 

Estaba sentado en una habitación vacía de una casa vacía de una ciudad vacía del planeta … Marte.

Miré a mi alrededor alterado, ¿cómo había ocurrido esto? Las paredes de la habitación estaban destruidas, la cama donde reposaba ardía.

Hacía mucho calor, tanto que pequeñas gotas de sudor bajaban por mi sien y pequeños mechones de cabello se pegaban a mi frente.

-         ¿Hola? -pregunté al vacío, sin esperar respuesta alguna. No me esperé que de pronto una voz respondiera en un susurro.

-         No deberías de estar aquí… -murmuró la voz muy cerca de mí.

Me exalté al sentir un frío por mi oreja, como si me hubiesen razado con una pluma. Ya de pie, me obligué a permanecer intacto y no girar a ver a la voz.

-         ¿Q-Qué… qué eres? – cuestioné aún más bajo que la voz.

-         Por qué no te giras y lo descubres con tus propios ojos -dijo con voz burlona.

Traté de controlar mi respiración y calmarme para después, girar lentamente mi cuerpo 180 grados y darle la cara.

Esa voz que provenía del silencio no era nada más, ni nada menos que una siniestra sombra traslúcida, que desprendía una increíble y tenue luz azulada. Estaba apoyada en el marco de la puerta (lo único de la habitación que aún se sostenía en pie)

- ¿Sorprendido? -una sonrisa macabra se extendió en sus comisuras.

Abrí la boca tratando de hablar pero no era capaz de formular ninguna palabra.

La sombra al ver que no respondía avanzó hasta mi posición y a tan solo un palmo de distancia me soltó:

-         Soy tú.

Con esas simples palabras hizo que despertará, bañado en sudor y temblores.

-         Uf… solo había sido un sueño.

Me relajé al instante en que reconocí mi habitación. Estaba acostado en mi cama con los cascos puestos. De un momento a otro el sonido de mi ordenar hizo que girará a verlo.

En la pantalla se encontraba una película.

Fin de la Tierra

-Esto es…

Era la misma extraña habitación de mi sueño pero con la diferencia de que ahora, no quedaba nada de esa habitación. Solo se encontraba esa sombra mirando hacia la cámara, llegando hasta mí.

-¿Solo un sueño?, te equivocas.

 Fin

Sara Mayoral, 4°A


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