MESTER DE JUGLARÍA( II)

 



Franz empezó a contar:

“Robin Hood, el defensor de los pobres y justos, el enemigo de los ricos y avariciosos, así le llamaban. Uno de sus mayores enemigos era el gobernador del condado de Nottingham. Era un hombre muy rico, que disfrutaba cobrando impuestos. Su mayor sueño era atrapar a Robin Hood y su banda, que tantas veces le habían burlado. 

En vez de una emboscada o alguna otra táctica militar, el sheriff ideó una prueba a la que Robin Hood no se podría resistir: una competición de tiro con arco. Ahora sólo le faltaba encontrar un valioso premio para el ganador. Envió a sus soldados al monasterio de St. Anthony, para que llegaran a un acuerdo con los monjes y les compraran alguna joya o algo parecido.

Cuando sus hombres volvieron, traían consigo un libro bellamente decorado, con piedras preciosas y filigranas doradas. “Sí, esto servirá” pensó el sheriff e hizo repartir carteles por todo el condado, que anunciaban la competición.

En el corazón del bosque de Sherwood, Robin Hood y su banda descansaban después de cazar. En esto, llegó corriendo Fray Tuck, un fraile de la abadía de St. Anthony, que era muy amigo de los justicieros arqueros del bosque.-

¡Robin! ¡Robin! Mira este cartel. Se va a celebrar un concurso de tiro con arco y el vencedor se lleva un libro antiguo muy valioso.

-¡Un desafío para nuestros arqueros, genial! - exclamó Robin.

-No, no escucha, el sheriff va a estar allí, si te presentas no dudará en capturarte. Por otra parte… debemos recuperar ese libro. Es un manuscrito muy valioso y no puede caer en malas manos.

Robin asintió, pensativo.

-Entonces, nos disfrazaremos algunos de nosotros, para participar en la competición. Mientras tanto, los demás, camuflados entre el público, deberéis estar atentos por si tenéis que intervenir.

La banda celebró con vítores la idea de su jefe y todos se dispusieron a prepararse para el desafío.

Llegó el gran día. En los jardines del castillo, se montó todo lo necesario para la campetición. El sheriff, desde el palco, organizaba todo mientras pensaba “Hoy será el fin de Robin Hood. Cuánto he esperado este momento.”

Lo que no sabía era que su odiado Robin Hood estaba más cerca de lo que pensaba.

El primer arquero (uno de los miembros de la banda) hizo blanco en el centro de la diana. El segundo (fray Tuck) disparó con el mismo acierto. Después de él, Robin Hood (aunque el sheriff no le había reconocido) partió en dos la flecha de su compañero. La multitud estaba cada vez más animada, ¡ya había unos claros ganadores!

De repente, como por arte de magia, otra flecha salió disparada y se clavó en el centro de la diana. Todos se giraron para ver quién era el arquero. Un anciano señor, con largas barbas blancas y con extrañas vestimentas azules. El sheriff le entregó el libro, ante el aplauso de todos.

Al final de la competición, Robin y los suyos se reunieron con el misterioso arquero.

-Bienvenido a Nottingham, buen hombre. Debo felicitarle por su destreza con el arco. Si quiere, puede unirse a nuestra banda del bosque. Yo soy Robin Hood y ellos mis fieles compañeros.

El anciano se rió por lo bajo y habló:

-Creéme, ya sé quién eres. No te preocupes, no quiero unirme a vuestra banda pero guardaré bien este libro.

-Suyo es, se lo ha ganado honestamente - reconoció Robin, y todos estuvieron de acuerdo - Una cosa más, honorable anciano, ¿cuál es su nombre?

-Merlín, el mago Merlín. “


Franz de Bohemia, terminó su relato, dejando a todos los demás juglares con la boca abierta. Martín fue el primero en hablar:

-Vaya, vaya, el mago Merlín… esto se complica por momentos.

-O puede que no. Conozco un cantar que continúa la historia. - susurró una voz.

( Continuará)

Elena Martín. 1BC

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