El murmullo del acero - Sofía Isabel Pardo Rodríguez, 1º ESO A
La cocina estaba sumida en una penumbra que parecía respirar. No era la oscuridad común de una casa dormida, sino un manto vivo, saturado de humedad, que se arrastraba como un animal invisible entre los azulejos quebrados. En el centro, sobre una mesa de madera carcomida por el tiempo, se erguía una licuadora antigua. De vidrio grueso, pesado, coronado por una tapa ennegrecida por los años, poseía un brillo opaco, casi enfermizo, como si en lugar de reflejar la luz, la devorara. Sus cuchillas descansaban en el fondo del vaso como colmillos en acecho, con la paciencia cruel de los depredadores que no necesitan moverse para inspirar miedo. No era un objeto cualquiera. Desde el día en que la abuela murió junto a ella —con los ojos abiertos, secos, como si contemplara aún un horror que nadie más pudo ver—, la máquina jamás volvió al silencio verdadero. Incluso apagada, incluso sin corriente, dejaba escapar un zumbido grave, subterráneo, semejante al lamento de un insecto atrapado ent...